LEYENDA
DE LA CUEVA DE SALAMANCA
El
Diablo siempre ha rondado cerca por Salamanca, sus rincones, plazas y calles
ciegas. De esta suerte, cuenta la leyenda, una de las más conocidas dentro de
la ciudad, y quizás desconocidas fuera, que el Diablo en persona impartía
clases de nigromancia y esoterismo en esta Cueva, conocida como “El Diablo” y
antes del “Aquelarre”, situada en la Cuesta de Carvajal, a grupos de siete
estudiantes durante siete años. Al concluir los estudios, uno de los
estudiantes, elegido por sorteo, había de quedar al servicio del demonio como
pago a sus enseñanzas. El Marqués de Villena fue uno de los elegidos. Consiguió
huir con vida, aunque en su huida perdió la sombra, lo que hizo quedar señalado
como seguidor de Satanás.
Y hasta Miguel de Cervantes escribió de esta leyenda en su obra “La Cueva de Salamanca” La Leyenda de que, en este lugar, cercano a las catedrales, impartiera clases el Diablo llegó hasta Hispanoamérica. Allí, en varios países, siguen llamando “Salamancas” a los antros o las brujas y demonios celebran sus aquelarres.
El Diablo siempre ha rondado cerca por Salamanca, sus rincones, plazas y calles ciegas. De esta suerte, cuenta la leyenda, una de las más conocidas dentro de la ciudad, y quizás desconocidas fuera, que el Diablo en persona impartía clases de nigromancia y esoterismo en esta Cueva, conocida como “El Diablo” y antes del “Aquelarre”, situada en la Cuesta de Carvajal, a grupos de siete estudiantes durante siete años. Al concluir los estudios, uno de los estudiantes, elegido por sorteo, había de quedar al servicio del demonio como pago a sus enseñanzas. El Marqués de Villena fue uno de los elegidos. Consiguió huir con vida, aunque en su huida perdió la sombra, lo que hizo quedar señalado como seguidor de Satanás.
Y hasta Miguel de Cervantes escribió de esta leyenda en su obra “La Cueva de Salamanca” La Leyenda de que, en este lugar, cercano a las catedrales, impartiera clases el Diablo llegó hasta Hispanoamérica
Cripta
de la sacristía de San Cebrián
La
cueva en cuestión es una cripta de la sacristía de la iglesia de San Cebrián.
Durante su reinado, Isabel la Católica ordenó tapiar previamente el acceso con
argamasa y piedras. Tras la destrucción de la iglesia que la albergaba, a
finales del siglo XVI, la cueva sirvió como trastero del palacio del Mayorazgo
de Albandea, y posteriormente fue utilizada como trastero de una panadería y
carbonería. En el Siglo XX, a inicios de los 90, se excavó la zona, situada en
la Cuesta Carvajal, a la espalda de las catedrales, y los hallazgos realizados
fueron expuestos al público en 1993, constituyéndose una zona arqueológica
formada por la llamada torre de Villena (alusiva al marqués), la planta de la
iglesia de San Cebrián y la Cueva de Salamanca.
Los
orígenes de la cueva de Salamanca
La
obra de Raoul Lefevre, “Recueli des Histories de Troyes”, publicada en 1464,
atribuye fantásticamente a Hércules la fundación de una academia donde se
impartía enseñanzas mágicas en una cueva de Salamanca:
A
tal objeto labró un gran hoyo en la tierra, dentro del cual puso las siete
artes liberales y otros muchos libros. Luego convocó a los naturales del país
para que frecuentasen dicha cueva; pero como eran rudos y no comprendían tanta
maravilla, y el mítico fundador tenía que continuar sus proezas en otros
escenarios, concilió su designo de que tal estudio fuese mantenido con la
construcción de una estatua suya, a la que confirió el don de la palabra,
encomendándole las respuestas de los celosos estudiantes que quisiesen de veras
aprender, como si Hércules estuviese allí en persona. (Manuel García
Blanco: Siete ensayos Salmantinos, pp. 80-1)
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