martes, 31 de octubre de 2023

CUENTO PARA LA IMAGINACIÓN

 

UNA LLAVE ATAREADA

Una llave atareada siempre está ocupada. Su eterna vacación de ayuda le impedía descansar. Así era feliz, y jamás reposaba ni quedaba quieta. Robusta, grande y de hierro forjado, coronaba su fuste una calandria tallada en perfecto relieve, El paletón y los dientes eran tan gruesos que la hacían inconfundible. Tenía un oído extraordinario y poseía el don de convertirse en invisible. Aunque su peso es sustancialmente superior al de cualquier ganzúa o artilugio similar, su agilidad y destreza son impresionantes.


Una tarde, apenas ocultarse el sol, salió con urgencia para abrir un viejo arcón de madera. Estaba tan oxidada su cerradura principal, que era casi imposible hacer girar el llavín.


Entonces la llave atareada, viró una y otra vez y, como si fuera magia, el arcaico cofre se abrió. Algo parecido sucedió ese mismo momento atardecer, aunque más entrada la noche, con un enorme baúl de gruesa piel, totalmente adornado con toda clase de figuras geométricas en bronce. No había manera de separar del resto su pomposa tapa abovedada. La llave atareada sudaba, se aceleró su pulso y advirtió un tanto de agitación.

Pero, e repente, se levantó la parte superior del vetusto cajón. En ese mismo instante y sin quererlo, las violetas fauces del decorado y barroco baúl atraparon a la llave atareada. Quedó encerrada en la completa oscuridad. Tenía que salir. No podía permanecer allí mucho tiempo. Tenía importantes tareas por cumplir.

Hacía frío dentro del receptáculo el cual, aunque tapizado con espesa felpa roja, dejaba pasar el aire por sus resecas y resquebrajadas paredes. Se estiró una y otra vez, para alcanzar la cerradura.

Pero su salto no era lo suficientemente grande. Trepó apoyando su paletón en los pliegues que cubrían el interior, resbaló y se desplomo, estrellando su cabeza entre algunos trastos que había dentro. Entonces, optó por volverse invisible. De este modo su cuerpo, tenue e inmaterial, pudo colarse fácilmente por el enmohecido cerrojo.

Una vez fuera, recupero el aliento, y continuó rápidamente su trabajo. Estaba contenta, muy contenta. Así de activa y dinámica es la vida de la llave atareada.

Puede abrir puertas, cajones, cajoncillos, cofres, baúles, arcones, archivos. Es capaz de desatascar las cuerdas de los relojes y hacerlos funcionar, y de las cajas musicales, que de inmediato lo celebran haciendo sonar hermosas melodías.


Pero, lo más grandioso de la llave atareada, es que tiene la habilidad de abrir corazones, Sí, esos corazones rígidos y gruñones. Y aquellos otros rencorosos, ofendidos, irritados o enfadados. Todos abren sus puertas, y se vuelven solidarios, amables, comprensivos y cariñosos.


Esa es la más noble y mayor razón por la cual, la llave atareada, está siempre llena de trabajo
Silvia Jaquenod Zsögön

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