CRÓNICA ETAPA 22.
ALDEANUEVA DEL CAMINO
Escrito por José Antonio Molina Real en consenso con equipo del Proyecto Camino Solidario.
DISTANCIA. - 31 KM
TEMPERATURA. - Salida 6º - Llegada 19º
RECORRIDO. - Analizar el recorrido tiene dos caras bien
definidas. La primera desde Aldeanueva del Camino donde se sale buscando la
antigua N-630, la cual seguiremos, salvo en algunos pequeños tramos que cogemos
cortas sendas paralelas a la misma, hasta Baños de Montemayor, por lo tanto,
una primera parte presidida por el asfalto de una carretera poco transitada y
con un arcén no demasiado amplio. Después de Baños de Montemayor se inicia la
parte final de la subida al Puerto de Béjar por un sendero con algo de
pendiente enlosado rememorando la antigua calzada romana, poco después se cruza
la carretera para coger una estrecha senda con frondosa vegetación y finalmente
culminar el puerto andando por la propia carretera. La segunda parte es todo
camino de tierra, que comienza con una bajada bastante pronunciada por un
camino que coincide con la antigua calzada, camino amplio, aunque, en ocasiones,
descarnado por las correnteras de las lluvias. Una vez cruzado el Puente
Malena, seguimos por un sendero que discurre paralelo a una carretera local y
siguiendo el curso del río Cuerpo de Hombre hasta llegar a la ermita de San
Francisco que dejamos a nuestra derecha para seguir y coger el Camino del
Molino, que en una brusca subida no llevará hasta La Calzada de Béjar. A partir
de aquí nos espera una senda llana, amplia y fácil de caminar, entre dehesas,
que en línea recta se pierde en el horizonte. Tan sólo a un par de kilómetros
de Valverde de Valdelacasa rompemos esa recta para sortear el río Sangusín por
una pasarela metálica, y así acercarnos hasta nuestro destino nuevamente por
camino de tierra.
LUGAR DE ACOGIDA. - Albergue Municipal de Valverde de
Valdelacasa. Tiene lo esencial para pernoctar, con camas individuales. 12€
HORA DE SALIDA. - 6 h. HORA DE LLEGADA. - 14 h.
La claridad del nuevo día empezaba a aparecer sobre las
montañas de la Sierra de Béjar. La salida de Aldeanueva del Camino se hace a
través de la N-630 y eso significa estar más pendiente del posible tráfico que
del posible paisaje. Por lo tanto, hasta Baños de Montemayor no hay nada que
resaltar. Un café con leche rápido en un pueblo que duerme nos sirve para coger
algo de calor en una mañana muy fría y gélida, con aire del norte que nos hiela
el aliento. La subida por el trazado de la antigua calzada romana da un poco de
misticismo a nuestro andar hasta culminar la subida al Puerto de Béjar, Allí
nos espera el amigo Juan que prometió ayer nos acompañaría en nuestra etapa de
hoy. La bajada siguiendo el trazado romano se convierte en bucólica, incluso
alguien del grupo indicó que le recordaba a los caminos jacobeos de Galicia, y
ciertamente no le faltaba razón. Frondosa vegetación, caminando por la montaña
donde se abrían verdes prados, el musgo sobre las piedras y el agua corriendo
bajo nuestros pies. Además, tenemos la suerte de encontrar, justo ante del
puente Malena sobre el río Cuerpo de Hombre, a Wilhelm, un alemán que tiene un
curioso albergue y que nos invita a tomar café. Aunque no domina perfectamente
el castellano el diálogo es fluido y nos habla de su experiencia de vida, hasta
que un grupo de bicigrinos se une a la tertulia y el café. La verdad es que nos
hemos entretenido demasiado, pero ha sido uno de esos momentos que merecen la
pena vivir y saborear, un momento que nos ha regalado el Camino. Proseguimos
una vez cruzado el puente por un sendero pasando ante varios miliarios y junto
a uno de ellos reponemos fuerzas. Dejamos atrás la ermita de San Francisco y
llegamos a los molinos de Calzada de Béjar. Allí, subimos durante más de un
kilómetro una pendiente que nos pondrá en las primeras calles del pueblo. La
vida en él sigue con la normalidad cotidiana. Gente mayor esperando al médico
en el consultorio, otros limpiando vigas de madera o conduciendo sus vacas a
que consuman sus pastos. La salida de Calzada de Béjar se hace por una pista
amplia y con firme bastante compacto y sin muchas piedras que coincide con el
Camino Real de la Plata, es decir, con la antigua calzada romana, dejando a
ambos lados enormes dehesas donde mucho ganado bovino pasta en tranquilidad
observando impasibles nuestros pasos. Diversos miliarios jalonan nuestro camino
que se hace fácil y cómodo. Fresnos, encinas y muchos pastos dan ese color
verdoso al campo que tanto hemos echado de menos en Extremadura. La monotonía
de este camino rectilíneo se rompe al llegar al río Sangusín. Allí debemos
salvar su caudal cruzando sobre una pasarela metálica que desentona con lo
bucólico de un trazado milenario. A partir de ahí, las primeras casas de
Valverde de Valdelacasa aparecen rápido ante nosotros, para llegar al albergue
e instalarnos, no sin antes despedir a nuestro amigo Juan Hinojal, caminante
incansable, que no sólo nos sigue por las redes sociales, sino que hoy ha
querido ser también protagonista de nuestra etapa. Un merecido descanso nos
espera y la misma rutina que cualquier peregrino debe realizar a diario. Mañana
otra etapa, algo más dura, pero seguimos con fuerza y ánimos que no paran de
enviarnos desde la Asociación del Insomnio Familiar Fatal de Jaén.
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