“MIRA, LA VIEJA ESTÁ
NADANDO”
Toda mi vida ha amado
nadar. Mi padre me enseñó a nadar cuando tenía 8 años. Nadar me relaja, me hace
sentir activa; es parte de quién soy. Hice muchas competiciones sin importar si
la medalla que ganaba era de oro, plata o bronce, pues para mi nadar es lo que
más amo en mi vida.
Me pongo el gorro de
baño y me sumerjo en la piscina mientras me siento llena de alegría. Sé que es
algo que haré hasta que mi vida termine. Pero hace unos días me sucedió algo
que. Aparte de dolerme, me hizo pensar si me ha equivocado, o por el contrario,
debo dejar la natación.
Estaba nadando en la piscina, había muchas personas y dentro de esas personas había dos niños. Tenían aproximadamente 11 años, la misma edad que cuando gané mi primera medalla. Sus risas llamaron mi atención, y fue cuando me di cuenta que señalaban y les decían a sus amigos “Mirar, la vieja está nadando” como si fuera un alíen. Me sentí avergonzada por hacer lo que amo.
Claro, he olvidado
comentar mi edad. Tengo 77 años, pero nado igual que cuando tenía 11, 21, 41 o
61. Ahora es que me pregunto ¿Por qué algunas veces la gente joven y en
ocasiones los mayores, creen que las mujeres mayores no deben seguir nadando?
¿Será que creen que a nuestra edad no estamos aptas para meternos en la
piscina? O ¿Por qué somos mujeres mayores no sabemos nadar o ya lo hemos
olvidado después de tantos años?
Todas estas preguntas
me las planteo de la siguiente manera, ¿es la ignorancia la que está hablando o
es una mentalidad que tiende a ser negativa en cuanto al envejecimiento y las
edades mayores? ¿Será que aún no se entiende que el envejecimiento no tiene que
ser negativo? De hecho, en muchos casos es todo lo contrario, es positivo.
Natasa Todorvic
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