miércoles, 29 de noviembre de 2023

CUENTOS SOBRE LA SOLEDAD

 

EL ÁNGEL ESDRAS

El ángel Esdras, aún no estaba listo para bajar ala tierra, le faltaba experiencia en muchas materias que se enseñan en el cielo, y luego se imparten en el planeta que habitamos los humanos. Sin embargo, mucho antes de lo que hubiera deseado, tuvo que emprender el viaje, una nube de algodón dorado le esperaba. A Dios no le importa palabras vacías: ¡deja que mañana! O ¡espera un rato! ¿Qué son milenios para la eternidad? Cumples y punto.

Inexperto, inseguro, tímido, pero con ansias de llevar a cabo la misión que el Jefe le había encomendado, combatir la soledad – Había escuchado a los mayores hablar de la soledad, pero no había prestado demasiada atención para saber el verdadero significado.

-Esos temas no son para juguetones angelitos como yo Pero… ¿Qué es eso?

¿Sería algo malo? ¿Algo bueno? ¿Una cosa? ¿Un Lugar? ¡Eso! ¡seguro debía ser un lugar!, ¿Pero? ¡y si así era! ¿Dónde estaba?

Lamento no haber sabido escuchar a los mayores cuando hablaban de temas que “los angelitos” no oímos. Si hubiera prestado atención ahora sabría que es la soledad y no me estaría haciendo estas preguntas, mientras viajo a toda pastilla en marcha novena.

-Ufff -casi me doy un piñazo con una estrella fugaz.

Si no había aprendido en el cielo, lo averiguaría en la tierra. De dónde él venía, era difícil darse cuenta realmente de qué podía ser la soledad. Imaginó entonces que era algo meramente humano y por eso, sólo entre los seres humanos la podía encontrar. No se equivocó.

Sin embargo, seguía desorientado y sin saber demasiado por dónde empezar la búsqueda. Supuso que observar a las personas sería un buen modo de comienzo, no se equivocó.

Desde la copa de un árbol miraba los rostros de la gente, la mayoría no parecía muy feliz. Y así durante días, pero se dio cuenta que no era suficiente el mirar solo el rostro a las personas para saber ¿qué es la soledad? -, entonces amplió su radio de acción: ¿escuchar y?

¡A escuchar se dispuso el angelito Esdras!

No tardó demasiado en enterarse que significa -la soledad-, Al principio el inexperto ángel estaba confundido. Parecía ser un estado, otras veces un sentimiento y hasta un lugar, si bien no se trataba de un lugar fijo, mucha gente se había instalado en “ella”.

Tardó en entender que la persona podía estar sola, aun estando acompañada de muchas gentes, también le costó comprender que ciertas personas que no tenían a nadie cerca, no se sintiesen solos.

¿Dónde se alojaba la soledad de la gente? ¿En sus hogares? ¿En sus mentes? Aunque esos lugares, podían parecer los correctos, y darle pistas, no lo eran.

Siguió escuchando muy atentamente, y supo por fin que la verdadera soledad se aloja en el alma de las personas. Entendió en ese momento por qué la soledad no dependía de si las personas tenían a alguien a su lado o no.

¿Cómo ayudar entonces? Un ángel no podía convertirse en un amigo de juegos, ni en su hermano, no en su abuelito, ni yo sé cuántas cosas más.

Vamos a pensar: puedo echarles una mano, pero como no pueden verme, oírme, esto me está causando dolor de cabeza o mejor ya me duelen las alas.

El ángel Esdras se sintió confundido, temía fracasar en la misión ¡ese descenso antes de tiempo! Ufff ¿Qué voy a hacer?

Dios nunca deja a nadie solo ante situaciones que no comprende, da pistas, que hay que saber interpretarlas, y Esdras que siempre observaba, supo captar los mensajitos de Dios, por lo cual no le hizo falta subir nuevamente al cielo, para saber lo que el Señor esperaba de él.

En lo más profundo de su corazón supo que si su misión era, paliar la soledad de los seres humanos.

Esdras me puso Dios, confió en mí aun siendo inexperto, por lo cual sabré llevar la misión a feliz puerto.

Como ya había visto, que la soledad más profunda se alojaba en el alma de las personas, allí es donde debía actuar.

Y fue así, como Esdras fue colocando un sueño en cada persona que realmente estaba sola.

Un sueño, acompaña, motiva, ilusiona, llena de esperanzas los corazones vacíos. Colocaba diferentes tipos de sueños, grandes, pequeños, pretenciosos, humildes…

El ángel que ya no era tan inexperto, ni tan inseguro, supo que los humanos también tienen problemas para soñar, y cuánto más adultos se hacen, el problema se agranda.

-Es muy difícil vivir en este planeta, ¡y la gente no quiere venir al cielo! ¡bobos!, ¡bobos! Sí se está la mar de bien.

Y aquellas personas a las que el ángel ayudó, ¡que fueron muchas!, ¡muchas!, albergaron un sueño en su corazón, y su alma ya no estuvo vacía ni se sintió sola ¡nunca jamás! Aún mejor, la gran mayoría de esos nuevos soñadores fueron capaces de conectarse con otros y sintieron así una felicidad mayor, la de compartir un sueño, y en ellos, la soledad fue sólo un recuerdo lejano.

El ángel, que no tenía compañía ninguna en la tierra, y que había cumplido la misión para la que fue destinado a un Planeta lejano del Cielo, no quiso regresar, deseó experimentar que puede ser la soledad para un ángel, ¡era su gran desafío!

¡Ahhhh! Dios se frotaba las manos de contento, al ver lo inteligente que resultó ser Esdras.

 

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