LA ROCA Y EL PERDÓN
Cuentan que un día
Buda estaba sentado en la ladera de una montaña, meditando y contemplando en serenidad
el paisaje cuando un primo suyo, Devadatta, que le envidiaba, subió hasta lo
alto de la montaña y lanzó desde allí una enorme roca con la intención de
matarle. Sin embargo, Davadattta erró en su intento, y la pesada roca aterrizó
con estrépito junto a Buda, interrumpiendo su meditación, pero sin hacerle
daño.
Instantes después, el
maestro siguió como si nada, sereno y mirando al horizonte.
Días después, Buda se
encontró con su primo. Este, avergonzado, le preguntó:
- Maestro, ¿no estás
enfadado?
- No, Claro que no-
contesto él.
- ¿Por qué no lo estás?
¡Intenté matarte!
-Porque ni tú eres ya
el mismo que arrojó la roca ni yo soy el mismo que estaba allí sentado.
Moraleja: “Para el que sabe ver,
todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable”
Con esta fábula corta
podemos reflexionar sobre:
El valor del perdón.
La relación entre el
amor y el perdón.
La transitoriedad de
las cosas.
La moraleja de esta
fábula budista es realmente hermosa e inspiradora: el tiempo que pasa nos
cambia constantemente y el amor hace que sanemos gracias al perdón…
Todo pasa: Sí, sufrimos. Muchas
veces sufrimos por alguna pérdida, por alguien que nos hace daño, por aquel que
nos envidia…Pero todo pasa, porque el tiempo hace que estemos en constante
cambio.
Cambiamos a cada
instante, Si sabemos ver esto, nos daremos cuenta de que hoy no somos los
mismos de ayer, porque las experiencias vividas durante todo el día nos han
modelado y nos han cambiado. Y mañana no seremos como hoy, porque habremos
añadido nuevas vivencias a nuestra vida. Cambiamos constantemente.
El amor es como una
tirita: Dicen que el tiempo lo cura todo. No es el tiempo, sino el amor. El amor
es en realidad el antídoto que necesitamos para sanar y el perdón, la tirita
que ayuda a cicatrizar una herida. Muchas veces la herida sigue ahí porque
nunca llegamos a perdonar. Y por eso, no conseguimos que cicatrice. Sí,
perdonar es necesario para cerrar heridas, pero para perdonar necesitamos amar.
“No es el tiempo quien
lo cura todo, sino el amor”
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