EL SABIO SALOMÓN
Después de la crucifixión, bajó Nuestro Señor Jesucristo al
infierno, y sacó de allí a todos, excepto al sabio Salomón.
-Tú sal de aquí por tus propios medios, usando tu sabiduría -le
dijo Cristo.
Y Salomón se quedó solo en el infierno. ¿Cómo se las arreglaría
para salir? Caviló mucho, y se puso a haber una cuerda. Se le acercó un
diablillo y le preguntó por qué estaba haciendo aquella cuerda infinitamente
larga.
-Como intentes aprender demasiadas cosas -le contestó Salomón -,
te vas a hacer más viejo que tu abuelo Satanás. ¡Ya lo verás!
Una vez preparada la cuerda, empezó Salomón a medir con ella el
infierno. El diablillo apareció de nuevo, y le preguntó que para qué media el
infierno.
-Es que en este lugar voy a construir un monasterio -le dijo el
sabio Salomón-. Y en aquel, una catedral.
El diablillo se asustó, echó a correr y le contó todo a su
abuelo, Satanás.
Y este expulsó al sabio Salomón del infierno.
Pavel Yakushkin (1822 – 1872)
Fue un escritor que se dedicó a recopilar el folclor ruso,
reuniendo relatos y leyendas que se contaban de manera oral. Tanto en Rusia
como en Serbia, eran comunes las historias alrededor del rey Salomón. En esta
versión, se recoge cómo a través del ingenio, el sabio logró escapar del
infierno.
De este modo, la narración enseña que, ante la adversidad de la
vida, lo mejor es mantener una actitud tranquila. A veces sólo hace falta
mantener la calma y meditar una solución. Así, con agudeza se puede resolver
los problemas de manera sencilla.
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