El milagro en el
molino - Alexandr Nikoláievich Afanásiev
Llegó un día Cristo,
vestido con harapos, a un molino, y empezó a pedir una santa limosna al
molinero, que se enfadó y le dijo:
- ¡Vete, vete con Dios
lejos de aquí! No se puede dar de comer a todo el mundo.
Y no le dio nada. En
aquel mismo momento, un mujik trajo al molino un pequeño saco de centeno para
moler. Vio al mendigo y se apiadó de él.
- Ven aquí, que yo te
voy a dar un poco de grano.
Y empezó a echar el
grano al saco del mendigo. Le echó una medida, pero el mendigo no retiraba el
saco.
- ¿Quieres más?
- Sí, por favor.
- Bueno, está bien.
Le echó otra medida. Y
el mendigo no retiraba el saco. Le echó una tercera medida, y quedó muy poco
grano para el campesino. "¡Qué tonto!", pensó el molinero,
"también yo he de cobrarle la molienda del grano, así que no le quedará
nada".
Bueno, pues el
molinero cogió el grano del campesino y se puso a moler. Pasó un tiempo, pero
seguía saliendo harina. ¡Qué milagro! Había muy poco grano, un cuarto, pero
acabaron saliendo una veintena de cuartos de harina, y aún quedaba grano que
seguía moliéndose. El campesino no sabía ya dónde poner la harina.
Alexandr Nikoláievich
Afanásiev (1826 1871) publicó entre 1855 y 1863 ocho volúmenes que reunían
cuentos populares rusos. En la tradición eslava, la religión ocupaba un lugar
muy importante dentro del mundo campesino. Por ello, muchas de sus historias tradicionales
se encuentran relacionadas a Dios, a los santos o a hechos de carácter
cristiano.
En este relato se
intenta enseñar la bondad hacia el prójimo, pues quienes sean generosos con
quienes lo necesitan, serán recompensados con la fortuna del Señor.
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