miércoles, 23 de febrero de 2022


La Rosa y el Sapo

 

Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.

 

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la roa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:

Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?

La rosa contestó: Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.

El sapo solo contestó: Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Moraleja:

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos “Sirven” para nada. Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera seamos conscientes 

domingo, 6 de febrero de 2022


 

El Bambú Japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego. También es obvio que quien cultiva la tierra no se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas:

¡Crece, maldita sea! 

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!

¿Tardó sólo seis semanas crecer?

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

 


 

La enseñanza del burro 

“Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo.

El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de sacarlo sin éxito. Finalmente, el campesino decidió que el animal ya estaba viejo, el pozo estaba seco, y necesitaba ser tapado de todas formas y que realmente no valía la pena sacar el burro. Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarlo. Todos tomaron una pala y empezaron a tirar tierra al pozo.

El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró desconsoladamente. Luego para la sorpresa de todos, se tranquilizó. Después de unas cuantas paladas de tierra, el campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio… Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increible…

Se sacudía la tierra y daba un paso hacia arriba…..mientras los vecinos seguían echando tierra encima del animal, él se sacudía y daba un paso hacia arriba.

Pronto todo el mundo vio sorprendido como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando…

La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra… El truco para salirse del pozo es sacudírsela y dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba.

Así, que sacúdete la tierra de encima porque en esta vida hay que ser solución, no problema.

El buen caminante sabe que cada obstáculo es una oportunidad para superarse y crecer, un aprendizaje vital que permite ponernos a prueba y alcanzar nuevos horizontes.

 

Al final la belleza de la existencia reside en ese vaivén entre días excelentes, regulares y malos. Las almas felices saben apurar los placeres, bendecir la calma y relativizar los sinsabores.

 

Viajamos por una gran montaña rusa en la que a veces estamos arriba y a veces abajo. Los malos momentos permiten apreciar los buenos y a la inversa.

Francesc Miralles

 


El Cojo y el Ciego

En un bosque cerca de la ciudad vivían dos vagabundos con tripofobia (miedo o repulsión generados al mirar o al estar cerca de figuras geométricas muy juntas, especialmente hoyos y rectángulos muy pequeños). . Uno era ciego y otro cojo; durante el día entero en la ciudad competían el uno con el otro.

Pero una noche sus chozas se incendiaron porque todo el bosque ardió. El ciego podía escapar, pero no podía ver hacia donde correr, no podía ver hacia dónde no se había extendido el fuego. El cojo podía ver que aún existía la posibilidad de escapar, pero no podía salir corriendo – el fuego era demasiado rápido, salvaje- , así pues, lo único que podía ver con seguridad era que se acercaba el momento de la muerte.

Los dos se dieron cuenta que se necesitaban el uno al otro. El cojo tuvo una repentina claridad: «el otro hombre, el ciego, puede correr, y yo puedo ver». Olvidaron toda su competitividad.

En estos momentos críticos en los cuales ambos se enfrentaron a la muerte, necesariamente se olvidaron de toda estúpida enemistad, crearon una gran síntesis; se pusieron de acuerdo en que el hombre ciego cargaría al cojo sobre sus hombros y así funcionarían como un solo hombre, el cojo puede ver, y el ciego puede correr. Así salvaron sus vidas. Y por salvarse naturalmente la vida, se hicieron amigos; dejaron su antagonismo. 


No discutas con un burro (Fábula)

El burro le dijo al tigre :

- "El pasto es azul".

El tigre respondió:

- "No el pasto es verde".

La discusión se calentó, y los dos decidieron someterlo a un arbitraje, y para ello concurrieron ante el león, el Rey de la Selva. 

Ya antes de llegar al claro del bosque, donde el león estaba sentado en su trono, el burro empezó a gritar:

- "Su Alteza, ¿es cierto que el pasto es azul?".

El león respondió:

- "Cierto, el pasto es azul".

El burro se apresuró y continuó:

- "El tigre no está de acuerdo conmigo y me contradice y molesta, por favor, castígalo".

El Rey entonces declaró:

- El tigre será castigado con 5 años de silencio".

El burro saltó alegremente y siguió su camino, contento y repitiendo:

- "El pasto es azul"...

El tigre aceptó su castigo, pero antes le preguntó al león:

- "Su Majestad, ¿por qué me ha castigado?, después de todo, el pasto es verde", 

El león respondió:

- " De hecho, el pasto es verde".

El tigre preguntó:

- "Entonces por qué me castigas?".

El león respondió:

- "Eso no tiene nada que ver con la pregunta de si el pasto es azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura valiente e inteligente como tú pierda el tiempo discutiendo con un burro, y encima venga a molestarme a mí con esa pregunta".

La peor pérdida de tiempo es discutir con el necio y fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino sólo  la victoria de sus creencias e ilusiones. Jamás pierdas tiempo en discusiones que no tienen sentido...Hay personas que por muchas evidencias y pruebas que le presentemos, no están cegadas por el ego, el odio y el resentimiento, y lo único que desean es tener la razón aunque no la tengan.

Cuando la ignorancia grita, la inteligencia calla. Tu paz y tranquilidad vale más.










viernes, 4 de febrero de 2022


Tú gobiernas tu mente, no tu mente a ti

“Érase una vez un estudiante de zen que se lamentaba de que no podía meditar, ya que sus pensamientos se lo impedían. Este le dijo a su maestro que sus pensamientos y las imágenes que generaba no le dejaban meditar, y que aun cuando se iban unos instantes al poco volvían con mayor fuerza, no dejándoles en paz. Su maestro le indicó que esto sólo dependía de sí mismo, y que dejara de cavilar.

Pero el estudiante siguió indicando que los pensamientos le confundían y no le dejaban meditar en paz, y que cada vez que procuraba concentrarse le aparecían pensamientos y reflexiones de manera continuada, a menudo poco útiles e irrelevantes.

A esto el maestro le propuso que cogiera una cuchara y la sostuviera en la mano, mientras se sentaba e intentaba meditar. El alumno obedeció, hasta que de pronto el maestro le indicó que dejara la cuchara. El alumno lo hizo, dejándola caer al suelo. Miró a su maestro, confuso, y este le preguntó que quién agarraba a quién, si él a la cuchara o la cuchara a él.”

Este breve cuento parte de la filosofía zen y tiene origen en el budismo. En él se nos hace reflexionar sobre nuestros propios pensamientos y el hecho de que debemos ser nosotros quienes tengamos el control sobre ellos y no a la inversa. 


El paisajista

“Érase una vez un pintor de gran talento que fue enviado por el emperador de China a una provincia lejana y recién conquistada, con la misión de traer a su vuelta imágenes pintadas. Tras un largo viaje en el que visitó en profundidad todos los territorios de la provincia, el pintor regresó, pero sin embargo no portaba ninguna imagen. Ello generó sorpresa en el emperador, quien terminó enfadándose con el pintor.

En ese momento, el artista solicitó que le dejaran un lienzo de pared. En él, el pintor dibujó con gran detalle todo lo que había visto y recorrido en su viaje, tras lo cual el emperador acudió a verlo. Entonces el pintor le explicó cada uno de los rincones del gran paisaje que había dibujado y explorado en sus viajes. Al acabar, el pintor se aproximó a un sendero que había dibujado y que parecía perderse en el espacio. Poco a poco, el pintor se adentró en el sendero, metiéndose en el dibujo y haciéndose cada vez más pequeño hasta desaparecer tras una curva. Y cuando este desapareció, lo hizo todo el paisaje, dejando el muro completamente desnudo.”

Anónimo chino

Este cuento de origen chino es algo complejo de entender. Para ello debemos ponernos en la posición del pintor y lo que hace a lo largo de la historia: por un lado, observa la realidad, pero por el otro, y como se ve al final cuando se une a su obra, forma parte intrínseca de ella. Se trata de una alegoría de que, aunque podamos ser observadores de lo que acontece en el mundo queramos o no somos parte de él: si algo ocurre en esa realidad nos afecta a nosotros, ya que somos parte de ella, mientras que lo que nos pase a nosotros no está alejado de la realidad. 


 

El elefante encadenado

“Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera a penas enterrado unos centímetros en la tierra.

Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

Cuanto tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia... si está amaestrado ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio para encontrar la respuesta: el elefante del circo no escapa porque ha estado unido a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…”

Jorge Bucay

Uno de los cuentos más conocidos de Jorge Bucay; esta narración nos cuenta como nuestros recuerdos y experiencias previas pueden darnos conocimiento, pero también generar estancamientos y bloqueos que nos impiden y que pueden sabotearnos aun cuando su causa original ya no está presente. La narración nos empuja a seguir intentando ponernos a prueba a pesar de que lo que hayamos vivido pueda habernos hecho creer que no podemos hacerlo.


 

El mundo

“Un hombre del pueblo Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado desde arriba la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso-reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.”

Eduardo Galeano

Más que un cuento corto, se trata de un microcuento creado por Eduardo Galeano (uno de los más destacados escritores uruguayos y de toda latinoamérica) y publicado en su libro “El libro de los abrazos”. Se centra en la visión del mundo como un lugar maravilloso lleno de gentes muy diferentes entre sí, pero que no dejan de ser personas. También nos hace ver la relevancia de atreverse a vivir intensamente.


El espejo chino

“Había una vez un campesino chino, el cual iba a ir a la ciudad a vender la cosecha de arroz en la que él y su esposa habían estado trabajando. Su mujer le pidió que, aprovechando el viaje, no se olvidase de traerle un peine.

El hombre llegó a la ciudad y una vez allí vendió la cosecha. Tras hacerlo, se encontró y reunió con varios compañeros y se pusieron a beber y a celebrar lo conseguido. Después de ello, y aún un poco desorientado, el campesino recordó que su esposa le había pedido que le trajera algo. Sin embargo, no recordaba el qué, con lo que acudió a una tienda y compró el producto que más le llamo la atención. Se trataba de un espejo, con el cual regresó a su hogar. Tras dárselo a su esposa, se marchó de nuevo a trabajar en el campo.

La joven esposa se miró en el espejo y repentinamente empezó a llorar. La madre de esta le preguntó el por qué de tal reacción, a lo que su hija le pasó el espejo y le respondió que la causa de sus lágrimas era que su marido había traído consigo otra mujer, joven y hermosa. La madre de esta miró también el espejo, y tras hacerlo le respondió a su hija que no tenía de qué preocuparse, dado que se trataba de una vieja.”

Cuento de Haruki Murakami

Se trata de una narración muy breve que tiene diferentes posibles interpretaciones, pero que entre otras cosas nos habla de cómo nos vemos nosotros mismos reflejados en el mundo, y la diferencia entre cómo nos creemos que somos y cómo somos en realidad, a menudo subestimándonos o sobrevalorándonos.

Para entender el cuento es necesario tener en consideración que ninguno de los personajes se había visto jamás reflejado en un espejo, no sabiendo qué es lo que ve realmente. Así, la esposa no es capaz de comprender que la joven hermosa que ve es ella misma, mientras que la madre tampoco ve que la anciana que ve es ella. También se observa que mientras la primera se preocupa por qué considera que lo que ve en el reflejo es más hermoso que ella misma, la segunda lo minusvalora críticamente, prácticamente burlándose de su propia imagen. 


El sabio y el escorpión

“Había una vez un sabio monje que paseaba junto a su discípulo por la orilla de un río. Durante su caminar, vio como un escorpión se cayó al agua y se estaba ahogando, y tomó la decisión de salvarlo sacándolo del agua. Pero una vez en su mano, el animal le picó.

El dolor hizo que el monje soltara al escorpión, que volvió a caer al agua.

El sabio volvió a intentar sacarlo, pero de nuevo el animal le picó provocando que le dejara caer. Ello ocurrió una tercera vez. El discípulo del monje, preocupado, le preguntó por qué continuaba haciéndolo si el animal siempre le picaba.

El monje, sonriendo, le respondió que la naturaleza del escorpión es la de picar, mientras que la de él no era otra que la de ayudar. Dicho esto, el monje tomó una hoja y, con su ayuda, consiguió sacar al escorpión del agua y salvarlo sin sufrir su picadura.”

Otro cuento procedente de la India, en esta ocasión nos explica que no debemos luchar contra nuestra naturaleza por mucho que otros nos dañan. Hay que tomar precauciones, pero debemos dejar de ser quienes somos ni actuar en contra de lo que somos. 

jueves, 3 de febrero de 2022


 

El fantasma provechoso (Daniel Defoe)

“Había una vez un caballero que poseía una casa muy muy vieja construida aprovechando los restos de un antiguo monasterio. El caballero decidió que quería derruirla, pero sin embargo consideraba dicha tarea implicaría demasiado esfuerzo y dinero, y empezó a pensar en alguna manera de lograr hacerlo sin que le supusiera a él ningún costo. El hombre decidió entonces crear y empezar a difundir el rumor de que la casa estaba encantada y habitada por un fantasma.

Elaboró también con sábanas un traje o disfraz blanco, junto a un artefacto explosivo que generara una llamarada y dejara tras de sí olor a azufre. Tras contar el rumor a varias personas, entre ellas algunos incrédulos, les convenció de que acudieran a su casa. Allí activó el ingenio, provocando que los vecinos se asustaran y creyeren que el rumor era cierto. Poco a poco más y más gente iría viendo a dicho ente espectral, y el rumor fue creciendo y extendiéndose entre los lugareños.

Tras ello, el caballero extendió también el rumor de que el motivo de que el fantasma estuviera allí podría ser el hecho de que hubiese en la casa un tesoro escondido, así que en poco tiempo empezó a excavar para encontrarlo. A pesar de que no lo hacía, los vecinos empezaron también a creer que sí podía haber algún tesoro en el lugar. Y un día, algunos vecinos le preguntaron si podían ayudarle a excavar, a cambio de que pudieran coger el tesoro.

 El propietario de la casa respondió que no sería justo que le tirasen la casa abajo y se llevaran el tesoro, pero magnánimamente les ofreció que si excavaban y retiraban los escombros que su acción generase y en el proceso encontraban el tesoro, él aceptaría que se llevaran la mitad. Los vecinos aceptaron y se pusieron a trabajar.

Al poco tiempo el fantasma desapareció, pero de cara a motivarles el caballero dispuso veintisiete monedas de oro en un agujero de la chimenea que después tapió. Cuando los vecinos lo encontraron, les ofreció quedárselo todo siempre y cuando el resto que hallaran lo repartieran. Ello motivó aún más a los vecinos, que ante la esperanza de encontrar más fueron excavando hasta los cimientos. De hecho, sí encontraron algunos objetos de valor del antiguo monasterio, algo que los espoleó aún más. Al final, la casa fue derruida por entero y los escombros retirados, cumpliendo el caballero con su deseo y empleando para ello un poco de ingenio”

Este cuento fue creado por el escritor de Robinson Crusoe, Daniel Defoe, y nos narra una historia en que podemos ver el valor de la inteligencia y la astucia, así como el hecho de que ser codiciosos nos puede llevar a ser manipulados y utilizados sin que siquiera nos demos cuenta.

 


El Ciervo Escondido

Esta pieza perfecta pertenece a Liehtsé (c. 300 a.C.), quien es parte de ese asombro que significa la literatura fantástica de Oriente:

“Había una vez un leñador de Cheng que encontró un ciervo en un campo, al cual mató y posteriormente enterró con hojas y ramas para evitar que otros descubrieran la pieza. Pero al poco tiempo, el leñador se olvidó del lugar donde había ocultado el animal y llego a creer que en realidad todo el susto había sido un sueño.

Poco después empezaría a contar su supuesto sueño, a lo que uno de los que lo escuchó reaccionó intentando buscar el ciervo. Tras encontrarlo, se lo llevó a su casa y le comentó a su mujer la situación, la cual le indicó que tal vez sería él quien había soñado la conversación con el leñador, pese a que al haber encontrado el animal el sueño sería real. A esto, su esposo contestó que independientemente de si el sueño fuera suyo o del leñador, no había necesidad de saberlo.

Pero esa misma noche el leñador que cazó al animal soñó (esta vez de verdad) con el lugar donde había escondido el cadáver y con la persona que lo había encontrado. Por la mañana fue a casa del descubridor del cuerpo del animal, tras lo que ambos hombres discutieron respecto a quién le pertenecía la pieza. Esta discusión se intentaría zanjar con la ayuda de un juez, el cual repuso que por un lado el leñador había matado a un ciervo en lo que creía un sueño y posteriormente consideró que su segundo sueño era una verdad, mientras que el otro encontró dicho ciervo, aunque su esposa consideraba que era él quien soñó haberlo encontrado en base a la historia del primero.

La conclusión era que realmente nadie había matado al animal, y se dictó que el caso se resolviera mediante la repartición del animal entre los dos hombres. Posteriormente, esta historia llegaría al rey de Cheng, quien terminaría por preguntarse si realmente no sería el juez quien había soñado haber repartido al ciervo”.

El cuento de “El ciervo escondido” es un cuento popular chino que nos narra una historia basada en la diferenciación entre sueño y realidad y lo difícil que en ocasiones puede ser realizarla. Es uno de los cuentos cortos para adultos que nos habla sobre la posibilidad de que podamos vivir en varios planos de existencia.