Historias cortas para personas adultas.
Probablemente la mayor parte de quienes leen estas líneas recuerdan los
cuentos que sus padres, hermanos, tíos, profesores, amigos o tutores legales
les contaban en su infancia.
Entre ellos, algunos clásicos son el de “Los Tres cerditos”, “Hansel y
Gretel” o “Caperucita Roja”, por ejemplo. Pero, aunque generalmente asociamos
el género de los cuentos con la infancia, podemos encontrar también una gran
variedad de ellos que resultan más apropiados y/o comprensibles para
adolescentes, jóvenes e incluso adultos.
A modo de muestra vamos a ir viendo una selección de cuentos cortos para
adultos y jóvenes a punto de entrar en la adultez, que tratan temáticas como el
amor, la necesidad de tener en cuenta las perspectivas ajenas o la naturaleza
Humana.
Una serie de cuentos cortos para
adultos que nos hacen reflexionar sobre temas universales.
Oscar Castillero Mimenza.
En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un
reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...
Había una vez... un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los
colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban
permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose
mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber porqué- se
baño rápidamente y mas rápidamente aun, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así
que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde
está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin
conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al
desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de
la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega,
cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien,
encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del
disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.
Del
libro de Jorge Bucay: “Cuentos Para pensar”
Página web de Jorge Bucay – www.bucay.com
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